viernes, 17 de junio de 2011

La amistad en la F1

Nunca olvido las palabras del piloto español Jaime Alguersuari Jr (Toro Rosso) en una entrevista que me concedió en su primera media campaña dentro de la máxima categoría. “En la Fórmula Uno no hay amigos”. Simplemente era su confirmación a lo que él ya había vivido como parte del Junior Program de Red Bull: “aquí no hay amigos, todos buscamos llegar al mismo lugar”.

Entre los 24 competidores de la parrilla de salida del Gran Circo existe poco tiempo de convivencia, casi nula interacción entre ellos. Sus fines de semana de competencia pasan entre reuniones con sus ingenieros, comidas con sus mecánicos y encuentros con los medios de comunicación. Cada actividad está agenda casi con precisión. El tiempo para socializar con otros es escaso, incluso entre los propios compañeros de escudería porque cada uno maneja su propia agenda.

Uno de los pocos minutos en que entre ellos pueden convivir es antes de ingresar al desfile del domingo. Minutos antes de que la gente los vea pasar por la pista a bordo de coches clásicos, ellos platican en el paddock. Poco a poco van arribando y se juntan en pequeños grupos. Los amigos surgen, pero son aquellos pilotos que se conocieron antes de llegar a Fórmula Uno, que compitieron en categorías de desarrollo. Rara amistad surge después de eso. Ustedes lo podrán ver más abajo en las fotografías.

La opinión de que la amistad no existe no sólo es de Alguersuari. Varios de ellos concuerdan en que él compañero de a lado sólo espera la oportunidad para conectar la estocada correcta y ascender.

Imagine usted amable lector el siguiente escenario. Únicamente 24 asientos disponibles para ingresar a lo que podría denominarse la mejor “liga del mundo” en el automovilismo. Entre ellos existe el deseo de ascender a un mejor equipo; es decir, los que se encuentra en escuadras como Toro Rosso, Lotus, Hispania, Sauber o Force India existe el anhelo de en algún momento engrosar las filas de Ferrari, McLaren y ahora Red Bull. La presión entre los integrantes de las tres casas líderes no sólo es por pelear por las victorias, sino por evitar ser despedido, tal es el caso que ahora viven Felipe Massa (Ferrari) y Mark Webber (Red Bull).

Pero los pilotos de las escuderías medias también viven con presiones. Casi todas ellas tienen a un piloto reserva, que también sueña con llegar a la máxima categoría del automovilismo. Los denominados tester como Jules Bianchi (Ferrari), Nico Hülkenberg (Force India), Bruno Senna (Renault), Daniel Ricciardo (Toro Rosso) o Esteban Gutiérrez (Sauber), están ahí, para en caso de ser requeridos, suplir a uno de los titulares en alguna oportunidad y quedarse para siempre. Literalmente, si te vas pierdes tu silla.

Los tester tampoco están a salvo. En algunas compañías como Renault o Toro Rosso, los junior programas simplemente son una prueba de supervivencia. La lucha por cada año ascender es intensa, y es que el premio es poder mantenerse bajo la protección de una marca para algún día llegar a Fórmula Uno. Pero si no se dan los resultados, también se es despedido y uno más llega. Se aplican las leyes de Charles Darwin: la supervivencia del más fuerte.

Fuente: laaficion.com

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